Como primera entrada del blog quiero hablar del origen de anfibios y reptiles, que aunque puede ser un tema algo confuso y pesado, creo que puede ser una buena base para futuros artículos.
El proceso evolutivo de los anfibios y reptiles comenzó hace unos 370 millones de años en el periodo Devónico. Determinados peces de aletas lobuladas (Sarcopterigios) desarrollaron ciertos rasgos que les permitieron explorar por primera vez el medio terrestre ya que el ambiente acuático era muy inestable y con problemas de desecación, lo que les impulsó a realizar pequeñas incursiones al mundo terreste. Algunas modificaciones estuvieron relacionadas con la faringe, donde se desarrolló una cavidad que se rellenaba de aire y narinas internas pares que les permitía introducir aire rico en oxígeno para realizar el intercambio gaseoso. Este primer grupo de animales que lograron adaptarse de manera limitada a una vida intermedia entre el medio acuático y terrestre desarrollaron posteriormente las adaptaciones propias de los tetrápodos.
Estas adaptaciones podemos resumirlas en la formación del pulmón para una respiración óptima fuera del agua y una circulación sanguínea doble, evolución de las extremidades a partir de las aletas de los peces hasta llegar a la extremidad tipo de los tetrápodos llamada quiridio, que permitía mover el cuerpo pesado en el medio terrestre. También hubo un mayor desarrollo de ojos y oídos, cinturas pectoral y pelviana reforzadas y la mandíbula inferior se une al cráneo. Estas características pueden observarse en Ichthyostega y Acanthostega como representantes del primer grupo de tetrápodos que podían salir fuera del agua.
Paralelamente, en el Carbonífero superior, se fueron desarrollando diferentes grupos de "anfibios" primitivos hasta llegar a los anfibios modernos Lissamphibia, de los que no se sabe a ciencia cierta de que grupo pueden prevenir, y los amniotas, que darían lugar a los reptiles actuales entre otros.
Los amniotas estarían relacionados con un grupo de anamniotas llamado Anthracosauria del Carbonífero y desarrollarían una serie de características propias y óptimas para la vida terrestre alejada del medio acuático, como la aparición del huevo amniótico permitiendo una mayor protección frente a golpes, una mayor transferencia de oxígeno y menor pérdida de
agua, una piel gruesa, queratinizada e impermeable que limitaría la perdida de agua, una fecundación interna sin fases larvarias y metamorfosis eliminando así la necesidad de entornos acuáticos, presentan fenestración craneal aportando ligereza al cráneo y una nueva zona de anclaje para músculos que puedan generar una mayor fuerza a las mandíbulas para triturar a las presas, sistema circulatorio dividido funcionalmente en circuitos pulmonar y sistémico, respiración exclusivamente pulmonar, mayor desarrollo del sistema nervioso y son ectotérmicos.
Todos estas características han dado la capacidad a los reptiles de conquistar éxitosamente prácticamente cualquier ecosistema del planeta.
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